Ayer soñé que viajaba a las montañas, cuando terminaba mi escalada volvía a la ciudad y perdía a mis amigos por haberme despistado hablando con gente local en el autobús. Me bajo en la siguiente parada y camino hacia un edificio en el que hay muchísima gente haciendo cola. Alguien me ayuda a entrar sin esperar. Las habitaciones están vacías y llenas de trampantojos. Es como una especie de laberinto arquitectónico. Supuestamente allí están mis amigos, pero no los encuentro y ese lugar es una especie de juego. Entro en una sala en la que entiendo que tengo que esconderme de una persona que va con los ojos tapados. El resto de gente hace lo mismo. Susurran en alemán. Intento preguntar cómo jugar pero me dan largas y me señalan la puerta. Un amigo de la adolescencia aparece enfrente mio con un paquete como de café en las manos. En vez de saludarle a él, le doy dos besos al paquete de café.
Laura Cabello
Santiago
Chile