Soñé que iba caminando por una calle muy concurrida y, de pronto, un niño pequeño, de unos 6 años y de ojos muy grandes, empezaba a seguirme. No dijo nada, pero era obvio que quería estar conmigo. Entonces decidí acogerlo, llevarlo a dormir a la casa donde entonces yo me hospedaba. Era de noche y, al llegar a esa casa, que estaba sobre una azotea, le advertí que tuviera cuidado, porque el edificio estaba demasiado alto y si caía, podía morir. Mis amigas me cuestionaban con qué haría yo con el niño y yo solo dije que lo iba a adoptar. Me sugirieron enviarlo a una casa hogar. Lo pensé, tal vez lo haría, imaginé que ahí estaría mejor que en las calles, pero no estaba segura. Si él me había elegido, quizá era señal que debía quedármelo y adoptarlo como propio, pues creo que eso se me da fácil. Acoger, cuidar, amar. Lo acompañé hasta que durmió y ¿qué pasó luego? No sé, creo que desperté y no recuerdo nada.
Valeria Cuervo Guerrero
CDMX
México