Estabamos todxs juntas, en calma al lado de una piscina que tenía que cruzar nadando y buceando para hablar con amigas al otro lado. Estabamos en cuarentena pero no tan mal, poque el espacio era grande y más allá del espacio que ocupábamos seguía un parque acuático con toboganes de agua y sol. Cruzaba la piscina para compartir con mi amiga Sílvia la idea de hacer un taller de folkloricas feministas (Rocío Jurado, Lola Flores, …). Sabía que le entusiasmaría y salió corriendo a contárselo a Vane. Aurori quería tomarse un quinto al medio día. Los bebés de la casa andaban buscando ese quinto de acá para allá. Estábamos sentadxs en una mesita de metal con sillas de metal y plástico como de hotel turistico de los años 60, al lado de la piscina. Alguien conocido tenia un kit como de descubierta del cuerpo humano pero era sobre el clítoris. Tenía un molde de un clítoris gigante montable y desmontable con todas las terminaciones nerviosas. En cada terminación nerviosa se encendía una perqueña lucecita al lado del nombre y con qué parte del cuerpo estaba connectada. Era muy didáctico. La persona conocida lo usaba para sus talleres. Lo ponía encima de una silla de ginecología junto con otros materiales informativos o moldeables como barro, y proponía a lxs participantxs investigar y exponer los materiales de tal manera que explicaran lo que habían descubierto/aprendido. Por la Noche Aurorique ría dormir y yo salía de la cama litera y me planteaba dormir en la amaca para no molestarla o despertarla con los mesajes y llamadas que recibía .
Toxina